‘Havoc’: Tom Hardy sobrevive al caos absoluto de Gareth Evans en Netflix

Al principio, Havoc suena como otro título de acción genérico con una sola palabra contundente. De esos que Hollywood escupe como si fueran tiros: Taken, Crank, Drive. Pero este caos no solo es literal: es el alma de esta brutal, oscura y desordenada película de Gareth Evans (The Raid), ahora en Netflix. Y aunque casi todo en ella se desmorona como un edificio sin cimientos, hay algo que queda en pie: la reputación de Tom Hardy.

Bienvenido al desmadre

Hardy interpreta a Walker, un policía "menos corrupto que el resto", trabajando en Nochebuena en una ciudad sin nombre, más parecida a una Gotham de saldo vista en El Pingüino que a un lugar real. Entre tríadas, lavadoras llenas de cocaína y un mar infinito de matones, el tipo intenta encontrar algo parecido a la redención.

El guion, escrito también por Evans, mezcla tiroteos, traiciones y una conspiración innecesariamente enredada que involucra al hijo de un candidato a alcalde (interpretado por Forest Whitaker) metido hasta el cuello en tráfico de electrodomésticos dopados. Sí, así como lo lees.

Visualmente potente, narrativamente... un caos

Las escenas de acción —cuando finalmente llegan completas— son potentes. Están filmadas con esa energía sucia y brutal que Evans maneja tan bien, inspiradas en el mejor cine de Hong Kong. Pero todo lo demás es un mar de confusión. Flashbacks mal ubicados, cortes abruptos, CGI barato y decisiones estéticas que parecen sacadas de una maqueta del 2008.

Uno de los puntos más altos es una secuencia alucinante en un club nocturno, donde la música de Gesaffelstein hace vibrar los altavoces mientras cuerpos vuelan por los aires entre puñetazos, disparos y cuchillos de carnicero. Puro caos coreografiado con estilo. Pero hasta eso llega tarde y parece perdido entre una trama que no sabe a dónde va.

Hardy aguanta, el resto se hunde

Hardy, como siempre, se entrega al 200%. Aunque su personaje esté mal escrito, él lo viste con ese aire cansado pero explosivo que lo ha hecho ícono del cine de acción moderno. Whitaker y Timothy Olyphant también sobreviven dignamente, pero el resto del elenco navega sin brújula en una película que no les da mucho con qué trabajar.

¿Gareth Evans como autor completo? Todavía no.

Havoc confirma algo que ya se venía sospechando: Gareth Evans dirige escenas de acción como pocos, pero cuando se trata de construir personajes, emociones o una narrativa sólida... simplemente no conecta. Podría brillar como director de segunda unidad en una gran franquicia —de esas que necesitan músculo en pantalla—, pero como autor total, aún le falta.

Veredicto final: Caos con estilo, pero sin alma

Si eres fan del cine de acción crudo y te basta con buenas peleas y un Hardy al límite, Havoc te entretendrá un rato. Pero si buscas una historia coherente o personajes con algo de humanidad, prepárate para sentir que estás viendo una pelea en cámara lenta… sin saber por qué pelean.