“Salvable”: Shia LaBeouf y Toby Kebbell en un drama de boxeo que lanza muchos golpes… pero no todos conectan
El drama de boxeo vuelve al ring con Salvable, una historia cargada de sombras, redención y golpes bajos —tanto dentro como fuera del cuadrilátero. Dirigida por el dúo inglés Franklin & Marchetta, esta ópera prima luce bien, suena fuerte y actúa con convicción… pero sigue lanzando ganchos narrativos que no siempre alcanzan el impacto que buscan.
Toby Kebbell (sí, el de El planeta de los simios) interpreta a Sal "El Toro" Gostello, un boxeador galés ya entrado en años, estancado física, emocional y socialmente. Vive en una caravana, trabaja como celador mal pagado, arrastra un historial de errores como padre y expareja, y trata de mantenerse a flote mientras entrena en un gimnasio de barrio con un entrenador tan terco como entrañable (James Cosmo). Y, claro, como en toda historia de redención, aparece un viejo amigo con muy malas ideas: Shia LaBeouf como Vince, recién salido de prisión, que lo arrastra a peleas clandestinas, deudas y más caos.
Drama con corazón… pero con un guion que tambalea
Visualmente, Salvable es un poema de melancolía: tonos azulados, cámaras lentas, paisajes de un Gales costero que transmite aislamiento y lucha. La fotografía de Simon Plunket es elegante sin ser pretenciosa, y la dirección tiene la sensibilidad suficiente como para crear atmósfera sin necesidad de subrayarla con obviedades.
El problema no está en la forma, sino en el fondo. El guion de Franklin se siente atado a fórmulas demasiado conocidas: el boxeador caído, la hija decepcionada, la expareja frustrada, el amigo tóxico, el combate final que lo redime todo… suena familiar, ¿no? El desarrollo emocional es desigual y superficial, con relaciones que prometen mucho pero que nunca terminan de aterrizar. La tensión entre Sal y su hija Molly, por ejemplo, tiene momentos conmovedores, pero se queda en gestos y no profundiza en su historia compartida. Lo mismo ocurre con el vínculo con Vince: LaBeouf actúa con matices, pero no hay suficiente sustancia que explique por qué su amistad importa tanto.
Kebbell resiste los embates con presencia y vulnerabilidad
Pese a la falta de desarrollo, Toby Kebbell entrega una actuación sólida, cargada de humanidad. Su Sal no es un antihéroe clásico, ni un héroe trágico: es un hombre roto intentando arreglar lo que puede, aunque ya no sepa cómo. Aun así, el personaje parece estar construido más para generar simpatía que para explorar sus verdaderos fracasos. Lo muestran como alguien que ha fallado, pero sin la valentía de retratarlo como alguien que realmente ha causado daño. Es como si el guion lo protegiera de sí mismo.
Una ópera prima prometedora, aunque no del todo contundente
Salvable tiene alma, atmósfera y buenas actuaciones. Las peleas son crudas, los silencios pesan y los paisajes hablan. Sin embargo, el relato nunca rompe el molde. Las ideas están ahí, pero el guion no las termina de pulir, y eso impide que la película logre un golpe emocional más certero.
Franklin & Marchetta demuestran que saben dirigir, pero todavía tienen que aprender a contar historias con mayor profundidad. Aun así, es un debut respetable que nos deja con ganas de ver qué harán cuando se atrevan a arriesgar más.
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